- 'The White Lotus 2': La teoría que conecta con 'El Padrino' y dice quién muere
- The White Lotus: ¿quién muere en la temporada 2 de la serie?
- The White Lotus 3: fecha de estreno, argumento y reparto
Lo confieso: soy adicta a The White Lotus. He visto la primera temporada como cinco veces y la segunda unas tres. ¿El motivo? No solo es que me flipe Jennifer Coolidge, sino que los hoteles idílicos de lujo en los que tienen lugar las aventuras de sus protagonistas me engancharon más que una rebeca de ganchillo a los picaportes. Porque, hablemos claro, ¿quién no quiere vivir rodeado de lujo las 24 horas del día? O bueno, un par de días. Por eso cuando me invitaron a conocer de primera mano el Hotel Botánico & The Oriental Spa Garden de Tenerife esta fue mi reacción:


Giphy
Aceptada la invitación, y tras recuperarme del desmayo, entré en Internet para ver cómo era el hotel. Vamos, que me puse en modo stalker pero en vez de por motivos amorosos por motivos vacacionales. Y si antes había sufrido un colapso menor simplemente por leer un email, os podréis imaginar qué me pasó al ver esto:

Hotel Botánico & The Oriental Spa Garden
Una vez recuperada del segundo desmayo, hice las maletas y puse rumbo al paraíso tinerfeño con mi madre. Ah, sí, es que no os he dicho que como buena soltera que soy de 39 años, ahora me gusta viajar con la mamma. Además, no me digáis que las aventuras de una madre y una hija en un hotelazo como este no es una premisa muy de The White Lotus.
Cuando tu suite es más grande que tu último piso
Tras degustar un zumito de naranja bien fresquito en la recepción del hotel y hacer el check-in, Toñi, la maravillosa recepcionista de la que días después nos despediríamos con dos besos y lágrimas en los ojos (al menos en los míos), le pidió a Antonio (el botones) que nos acompañara hasta nuestra suite.


Giphy
Así es, queridos y queridas, amigos y amigas. Mientras subíamos en el ascensor camino de la tercera planta, mi cerebro solo podía pensar una cosa "se han equivocado". A ver, no me entendáis mal. No es que no me creyera que habían suites en el hotel, pero para mí las suites son como los billetes de 500 euros, sé que existen pero no he visto uno en mi vida.
Total, que Antonio gira la esquina de un pasillo que bien podría ser el de un palacio japonés del siglo V, decorado con maravillosas esculturas y cuadros, y abre una puerta que da a una entrada que da a un salón-habitación que conecta con una terraza y con un vestidor-baño.

Roger Mendez
Y sí, lo habéis adivinado. Esta era yo mientras mi madre hablaba con Antonio, quien muy amablemente nos explicaba cómo funcionaba todo.


Giphy
¿Habéis visto esa suite? Pues Carmen Raya durmió ahí tres noches. Las mejores de toda su existencia. Y quién me iba a decir a mí que al lado estaría mi madre roncando. La vida, que te da sorpresas, alegrías y te hace plantearte que hay gente que disfruta de sus vacaciones en habitaciones y suites con más metros cuadrados que suman todos los pisos de soltera que he tenido en Madrid.


Giphy
Una vez recuperé el aliento y decidí que tendrían que sacarme de allí a rastras en nuestro último día, la mamma y yo decidimos ponernos el albornoz (un día hablaremos de la suavidad de los albornoces 5 estrellas y por qué el tuyo se llena de pelotillas a la primera) y bajar al spa. Y tranquilos que ya me encargué yo de tener siempre unos caramelos a mano para no pasarme el viaje desmayándome.
Porque queridos, pasear por un hotel 5 estrellas gran lujo en albornoz no es algo que se haga todos los días. O al menos yo no lo hago. Así que podríamos decir que estas éramos mi madre y yo de camino a relajarnos.


Giphy
El Spa que todos necesitamos en casa
Pero al llegar a las puertas del The Oriental Spa Garden (que se abren solas, por cierto), me encontré con que había sufrido otro desmayo y estaba en el paraíso.

Hotel Botánico & The Oriental Spa Garden
No, tranquilos. No estaba soñando ni había perdido el conocimiento again. Era real como la vida misma. Un circuito de spa más grande que el de Montmeló y unas camas de agua en las que dormí una siesta de dos horas (vergüencita la cara que se me quedó cuando me desperté con la baba colgando en un spa de lujo, Carmen Raya siempre elegante) fueron mi iniciación en el mundo wellness.

Roger Méndez
Y digo iniciación porque mi cuerpo se relajó tanto en esa siesta escuchando cascadas y pájaros exóticos sobrevolar mis medidas 90-60-90 que decidí que me daría un par de caprichos beauty. Y no miento al deciros que antes de ponerme en manos de las masajistas y esteticistas del spa para disfrutar de una limpieza facial y un ritual canario corporal con envoltura de aloe vera, yo era esta:

Giphy
Y salí de allí siendo esta:


Giphy
Vamos, que por poco y mi madre no me reconoce. Pero ya una vez que la encontré (perdida en una cueva oculta donde hay un jacuzzi que debería ser considerado Patrimonio de la Humanidad) nos acordamos de que teníamos que comer. Es lo que tiene el lujo, que te hace olvidar tienes que ingerir alimentos para sobrevivir.
Gastronomía de otro planeta
Durante nuestra estancia en el Hotel Botánico & The Oriental Spa Garden de Tenerife, mi madre y yo nos hicimos una promesa: no pasarnos con la comida. Ni que decir tiene que ninguna cumplió su palabra. Pero claro es que cómo resistirse a sus restaurantes The Oriental, La Parrilla, Il Pappagallo y La Palmera Real que, también os digo, podrían ser los nombres de los integrantes de un grupo de fusión musical.

Alberto Mahtani
Porque no solo es que la comida esté deliciosa es que sus camareros son unos auténticos encantadores de serpientes. He aquí un ejemplo.
Camarero: "¿Desea la señora Raya maridar este solomillo ibérico con un vino tinto de la zona?".
Carmen Raya: "Ay, no sé, es que no debería, pero claro... venga, bah, que estamos de vacaciones".
Camarero: "Con gusto se lo sirvo".
¿Veis? ¿Veis? Es que claro, me lían y yo así pues me levanto de las restaurantes como Massiel de las bodas y no puede ser. Por no hablar de la decoración de los mismos que te hacen sentir como en una película del Hollywood/Bollywood dorado.

Roger Méndez
Aunque no sufráis ni por la figura de mi madre ni por la mía porque tras las suculentas comidas y cenas (ya lo del desayuno mejor ni hablarlo porque madre mía, Rosalía), la mamma y yo nos dábamos un paseíto por el jardín tropical. Bueno, lo que viene siendo casi un bosque, pero ellos, que son muy discretos, lo llaman jardín.

Hotel Botánico & The Oriental Spa Garden
Bosque, perdón jardín, en el que hay patos, carpas, cisnes y hasta tortugas maravillosas que nadan con un gracejo que dan ganas de llevártelas a casa. Solo os diré que tengo en mi móvil un vídeo de 3 minutos de uno de los patos durmiendo porque era lo más tierno/gracioso/entrañable que he visto en mi vida.

Carmen Raya
Además, ojito con esos puentes de madera maravillosos que permiten cruzar de un lado a otro como si fueras tú Meryl Streep o Clint Eastwood en Los Puentes de Madison. Y como secreto os contaré que hay un 'Huerto del Chef'. Pero no os voy a decir dónde, tendréis que descubrirlo vosotros.

Alberto Mahtani
Y como ya habíamos ido al spa, habíamos paseado y habíamos comido, cenado, desayunado, merendado, tomado el sol, nadado y qué se yo cuántas cosas más, a la mamma y a mí no nos quedó más remedio que irnos al Bar Hall a tomarnos unos cócteles. Dry Martini para mi madre y Margarita para mí. Todo ello amenizado por una maravillosa música de fondo y un camarero (cachis, de él no recuerdo su nombre, pero un encanto, como todos) que nos hizo sentir como Isabel Preysler en su mansión.

Carmen Raya
Ah, hablando de Isabel. ¿A que no sabéis a quién le encanta alojarse en el Hotel Botánico & The Oriental Spa Garden de Tenerife?

Harry LangdonGetty Images
El hotel preferido de Julio Iglesias (y lo sabes)
De hecho, el director del hotel (Gustavo, nunca sabrás lo feliz que nos hiciste a mi madre y a mí) me contó que la última vez que Julio Iglesias se alojó allí invitó a todos los huéspedes y a los trabajadores a su concierto. Si es que.... tío Julio es mucho Julio. Aunque yo fui al hotel en mayo.
Resumiendo, ¿tenéis que ir a este hotel al menos una vez en la vida? Correcto. ¿Me tenéis que llevar con vosotros? Obvio. Y no, al final decidí no encadenarme a una de las palmeras del jardín para no volver a mi casa. Más que nada porque no quería hacerle pasar vergüenza a mi madre, pero lo hubiese hecho.
Como también le hubiese dado mi número de teléfono a Suso, uno de los recepcionistas del que me enamoré de manera secreta. Suso, si me estás leyendo, eres mi crush tinerfeño.
Carmen Raya, enamorándose unilateralmente en viajes con su madre desde 1984.

Carmen Raya
Contenidos relacionados